viernes, 8 de enero de 2016

Entrenar estando enfermo (Lyle McDonald)

Cuando estés malo y, sobre todo cuando sea algo contagioso, hazle un favor a todo el mundo y aléjate del gimnasio. He aquí el por qué: es jodidamente egoísta el que pongas a todo el mundo a correr el riesgo de ponerse malo también. Sí, todos sabemos que estás obsesionado y que eres un adicto al entrenamiento, pero no todo gira en torno a ti, aunque no te lo creas. Los gimnasios son un verdadero paraíso para los gérmenes, y hacer que un montón de gente se ponga mala porque eres demasiado neurótico como perder un solo día de entrenamiento es una mierda. Si es algo contagioso, quédate en casa.

Pero supongamos que no es contagioso, o que entrenas en casa, o lo que sea que haga que mi párrafo anterior sea irrelevante. ¿Se puede entrenar cuando se está enfermo? Aun más importante, ¿se debe? Por último, si puedes y quieres, ¿qué debería hacer realmente?



La respuesta a la primera cuestión es que depende. La regla general es que si estás malo sólo en el cuello o para encima (por ejemplo congestión nasal, estornudos, dolor de cabeza, dolor de garganta, básicamente las cosas que puede curar el Nyquil), puedes entrenar. Puede que no sea muy divertido, pero puedes entrenar.
Sin embargo, si la enfermedad es más abajo, como un resfriado o la tos pectoral, el consejo general es evitar entrenar. Honestamente se me olvida la razón exacta de esto, pero tiene algo que ver con ponerse mucho peor. Creo que podrías tener problemas serios. De repente se me ha olvidado otra vez, pero da igual, sólo créme.

Pero esa es la regla general: si es el cuello o por encima, se puede entrenar, por debajo del cuello deberías saltarte el entrenamiento.

Pero incluso si puedes, ¿deberías entrenar? Una vez más, la respuesta es que depende. Pero aquí depende más de ti y menos del hecho de que estés malo. Depende de si tienes más o menos auto-control. Porque si no lo tienes, es mejor que no entrenar a menos que quieras ponerte peor.

Para explicar esto tengo que aburrir con un poco de fisiología y de cómo el ejercicio afecta al sistema inmunológico. Simplemente, el ejercicio y el sistema inmunológico tienen una relación bastante compleja. En realidad es descrita por lo que se llama una curva dosis-respuesta en forma de U inversa. Básicamente la gente que no hace nada de ejercicio tiende a tener un peor funcionamiento del sistema inmunológico que las que entrenan, pero la gente que entrena en exceso tienden a afectar su sistema inmunológico.
La gente que entrena de forma muy intensa o extensa (en cuanto a duración) a menudo acaban enfermando a la larga. Las infecciones tracto-respiratorias superior (URTI) son un mal endémico entre los corredores de maratón, por ejemplo. Los entrenamientos extremos tienden a afectar la función del sistema inmunológico; si te expones a alguna enfermedad, es más probable que la cojas. Básicamente hay una ventana de vulnerabilidad que se produce después del entrenamiento extremo que afecta brevemente la función del sistema inmunológico.

Hace más de una década, comprobé empíricamente que un entrenamiento razonablemente corto y de intensidad moderada (20-40 minutos de intensidad media, bien cardiovascular o bien en la sala de pesas) por lo general me ayudó ponerme mejor. Es decir, quedarme quieto no ayudaba y entrenar muy duro lo hacía aun peor. Sin embargo, un entrenamiento moderado me ayudó a superarlo rápidamente. Cuando empezaba notarme algo, hacía algo de ejercicio moderado y que ayudaba.

En los últimos años he descubierto que altas dosis de glutamina y vitamina C ayuda a la gente a curarse, siempre y cuando empiezan con ello a la primera señal de estar malos. Sea como sea, estudios posteriores apoyaron mi observación: intensidad y volumen moderados mejoran la función del sistema inmunológico, mientras que el no hacer ejercicio o demasiado ejercicio (en cantidad y/o tiempo) lo empeoran. Lo que nos lleva a ti.

Si tienes suficiente dominio de ti mismo para ir al gimnasio y hacer un entrenamiento duración y de intensidad moderada, no sólo es bueno, probablemente hará que te sientas mejor más rápidamente. Pero si te falta el autocontrol para quedarte dónde está, y te sientes obligado a estar siempre en el gimnasio o volarte los sesos a base de intensidad, vas a empeorar las cosas. Si ese es el caso, quédate en casa el infierno y, tal vez, hazte con un libro de autoayuda sobre autocontrol.
Eso también te puede decir como podrías/deberías entrenar si decides hacerlo (y puedes mantener el control). Tienes que mantener tanto la duración como la intensidad a nivel moderado. De nuevo, si no puedes hacer eso, quédate en casa y haz que alguien te traiga la sopa. Funcionó para la abuela y funcionará para ti.

Si haces ejercicio cardiovascular, mantén la intensidad en un rango fácil (130-150 ppm). Entre 30 y 40 minutos a lo sumo. Ni se te ocurra pensar en hacer intervalos, sólo buen cardio moderado. El tipo de cardio que todo el mundo dice que es ineficaz y te hace engordar, pero que parece que no hacen otra que crear grandes atletas definidos. Sí, ese.

Si levantas pesos, hazlo lejos del fallo y a un volumen e intensidad moderados. Mas o menos al 80% de tu capacidad para unas cuantas series. Sólo entrar, conseguir tu “puma” y largarte del gimnasio.

Y si no puedes demostrar semejante autocontrol, aleja tu culo del gimnasio. Porque si vas y te autodestruyes, empeorarás las cosas. Y entonces no sólo habrás perdido uno o dos días de entrenamiento estando malo, si no que te pondrás realmente malo durante una semana o más. Y será culpa tuya por ser un estúpido con un pobre autocontrol.

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